El 14 de Marzo el gobierno decreta el confinamiento de toda la población en sus casas inponiendo el Estado de Alarma debido a la pandemia del Covid 19. No se permite entrar ni salir del país, se han cerrado las fronteras.
Comparecen en los medios el presidente, los ministros y los mandos militares. El presidente ha declarado la Guerra al virus. De repente, la Legión se pasea por los portales, la UME saca tanquetas para desinfectar las calles del barrio, hacen controles la guardia civil, la policia nacional y la policia local en la puerta de los supermercados, en las farmacias, en las estaciones de tren y de autobuses. Que nadie se mueva de casa.
En ciudades como Madrid o Barcelona, los sanitarios tragan saliba tras más de 40 días con las UCIS llenas, embolsando cadáveres a docenas, protegiéndose con bolsas de basura, mascarillas para bucear y decidiendo en pequeños comites quien ocupará los escasos respiradores. No hay EPI’s, ni material, ni personal sanitario suficiente. Las funerarias y los crematorios no dan abasto.
A las 20.00 de la tarde surgen los aplausos a los sanitarios pero con el paso de los días los aplausos se mezclan con canciones y las canciones con ideologías. Proliferan las banderas en los balcones, los himnos, y cuando te quieres dar cuenta, ya está sonando el cara al sol y se oyen los ¡Viva España! al son de los militares ocupando posisiciones en el barrio como quien monta un puesto en el mercadillo.
Te levantas por la mañana, enchufas la cafetera y devoras la prensa. La media son unos 250 decesos de los 1000 diarios de las primeras semanas de pandemia. Es 1 de mayo y el recuento de los daños colaterales no alcanza a la vista. Desde los ERTE’s Millones de trabajadoras cobran el paro que después volverán a pagar con el endeudamiento del Estado. El déficit suma el 9,2% del PIB, el Estado hace aguas, te preguntas como quedará el país cuando todo esto pase.
Al atardecer sintonizas las noticias en la radio y hay nuevas declaraciones de los mandos del Ejército y de la Guardia Civil. Pensabamos que se trataba de un movimiento solidario de responsabilidad ciudadana pero pronto caes en la cuenta que es un Estado militar y normalizas la presencia del ejercito en las noticias y en la puerta de tu casa. De repente entiendes porqué el gasto en defensa es 10 veces mas que el gasto en sanidad, porque sobran militares y Guardia Civiles por todo el país y falta infraestructura sanitaria en todas las comunidades.
El gobierno despliega al ejército pero deja a los bomberos en casa.
Antes de que te des cuenta las noticias de sucesos aumentan y ayudan a la comprensión del ingente gasto militar mientras siguen faltando respiradores, EPI’s , personal sanitario o mascarillas para la ciudadanía.
Los medios de comunicación se apresuran a buscar el suceso por pequeño que sea. Hay que justificar el trabajo de la Guardia Civil, de la UME, de la Legión Extranjera, hay que desviar la atención de la precariedad absoluta de la sanidad. Proliferan las noticias de sanciones administrativas y detenciones. Se pasa de la noticia aislada a las estadísticas. Hay que justificar el gasto, hay un repunte de los sucesos y hay un renacer de la sociedad delatora propia del fascismo más rancio.
El gobierno facilita los ERTE’s. Las empresas presionan al gobierno y el gobierno exprime las arcas mientras mendiga en el parlamento europeo una nueva deuda. Recuerdas la crisis de 2008. Te las ves venir. Vuelven haber declaraciones que siguen normalizando la situación.
El paternalismo desatado en el discurso de las autoridades y de los medios de
comunicación provocan la sumisión brutal de la ciudadanía siguiendo al pie de la letra las medidas. El Estado se alza como salvador de la ciudadanía y la ciudadanía se arrodilla ante el milagro del nuevo “Papa” esperando ser salvados del virus y la brutal crisis económica y social que se avecina. Olvidan que solo el pueblo salva al pueblo.
Papa Estado anuncia un despliegue de ayudas economicas a la ciudadanía sin parangón en las últimas decadas, que en la práctica no llega, ayudas que son créditos y moratorias que pagará la ciudadanía porque asi lo ha decidido el gobierno. La deuda fiscal para las familias está a la vuelta de la esquina pero mientras tanto el pueblo volverá aplaudir a las 20.00 desde sus balcones.
Es 1 de mayo y no hay nada que celebrar, es un día de lucha, de reflexión y de autocrítica. Pero hoy más que ayer, es un día para organizar la lucha de la clase obrera de mañana.
¡Si nadie trabaja por ti que nadie decida por ti!
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